domingo, abril 30, 2006, rallada de belga_seg a las 4/30/2006 01:50:00 a. m.

Te extrañará que te escriba… Hace tiempo que no nos vemos, y supongo que no hará falta que te diga que mentiría si dijese que te echo de menos; aunque supongo que también lo haría si te dijese que no me acuerdo de ti de vez en cuando. A veces me pregunto qué será de tu vida, y uno de cada ocho viernes, pasa veloz por mi mente la idea de aparcar mis codos en la barra donde trabajas, colgar la mirada del infinito, y entre escote y escote esperar a que te fijes en mi jersey, levantes la cabeza, y tus labios, sorprendidos, pero sin ocultar una gran sonrisa, avancen rápidamente hacia mis mejillas, mientras gritan condicionados por el volumen elevado de la música: “supongo que sigues sin beber”… A veces pasa veloz por mi mente la imagen de una coca-cola fría mientras me sirves noticias con hielo de tu vida. Entonces es cuando me suelo cruzar con tu hermana, por casualidad, le pregunto por ti, me dice que a penas te ve, que te pasas el día en la ciudad con tu novia, y que te has dejado crecer el pelo. Le contesto que me alegro de que te vaya tan bien, que te de recuerdos y que por favor, te diga de mi parte que te queda mejor el pelo corto. Entonces es cuando espero que te lleguen esos recuerdos de mi parte, y que así, aunque no nos veamos, por lo menos no me olvides. Ya sabes que nunca me entusiasmaron los planes de viernes noche.
¿Sabes? Me alegro de que hayas encontrado a alguien… bueno, es extraño… ¿alguna vez te has alegrado de que a alguien a quien no conoces de nada le haya ocurrido algo bueno en su vida? Pues te parecerá una estupidez, pero eso me pasa a mí con tu novia. No sabes cuánto me alegro de que te haya encontrado; espero que sea consciente de la joya que tiene en su mano cada vez que coge la tuya. Por estas palabras pensarás que me arrepiento de lo que hice… no creas… aunque a veces sí que me planteo qué hubiese pasado si no me hubiese precipitado aquella mañana cuando llamaste. De todas formas, creo que fue lo mejor para los dos. Tardamos demasiado, hicimos difícil lo fácil. Fue un año de muchos cambios para mí, y no quise que tú los sufrieras conmigo. Quizás simplemente me acobardé cuando con tu brazo alrededor de mi cintura en el paseo más increíble de mi vida, abrazaste también las primeras letras de amar. Has sido el único que me ha tratado como a una princesa; antes, durante y después. Siempre te agradeceré que no me guardes rencor por haber empezado una historia en la que tú pusiste empeño desde el principio, y yo puse un punto final nada más empezar.
Te cuento que desde que tengo coche no suelo atravesar el parque andando, pero cada vez que lo dejo aparcado y hago a pie el trayecto por el que me acompañabas todas las noches de verano sin que pasase nada excepto el tiempo; ralentizo mi paso cuando llego a la valla donde tú me paraste, hiciste que me sentara, empezaste una frase, yo la seguí, y el primer beso la terminó. Siempre quise que ese momento fuese especial, siempre lo guardé como el vestido que nunca te pones por temor a estropearlo, siempre supe que sería inolvidable. No había esperado tanto tiempo para que fuese igual al del resto de la gente… y ¿sabes? Ni en mis mejores sueños apareció así; como tus labios le dieron vida… Por eso no lo olvido; ni a él, ni a ti.
Te diría otras mil palabras más… pero no quiero aburrirte. Sé que nunca te gustó mucho leer, así que a modo de resumen…Quién sabe cuantas veces más nos vamos a volver a ver en la vida, lo único que te puedo decir es que yo sí sé cuantas te voy a recordar: siempre. Cuídate… ya nos veremos.


Disco de la semana: “Los amigos de los animales” (Pereza)
Canción: Madrid… “desnuditos y ya en tu cama, luz de farolas tras las persianas… vuelvo a la vida cuando me tocas, nace una estrella nueva en Atocha… estoy loco por ti, eres mi rincón favorito de Madrid”
 
viernes, abril 21, 2006, rallada de belga_seg a las 4/21/2006 02:56:00 a. m.
Han pasado cinco meses y todavía no me has contado nada. Dicen que probablemente sea porque no quieres hacerme daño… ¿daño? Me pregunto si esa palabra existe siempre en el diccionario que tú y yo compartimos, o es uno de esos términos intermitentes que solo aparecen cuando necesitas a alguien que te mire con ojos tristes, comparta tu pena, maldiga a quien tú antes alabaste, y acabe dándote la razón, poniendo un punto final a la conversación con un: “en fin… no te preocupes, tú te mereces a alguien mejor. No sabe lo que se pierde”. Daño debe ser para ti una palabra similar a amistad; los dos entramos en la definición, pero ésta existe únicamente cuando a ti te conviene.
Estoy harta de preguntarme por qué has reaparecido en mi vida. Te quise querer una vez, te olvidé otra, te he vuelto a querer querer, y ahora parece que el olvido se resiste a volver. Cada día le llamo con más fuerza, cada mañana me duele más cruzar la puerta de la entrada y darme cuenta de cómo, por inercia, mis ojos se elevan hacia la segunda ventana de la izquierda. No sabes lo mucho que me gustaría, a veces, poder borrar el pasillo derecho del primer piso, y a ti con él. Odio cada vez que nos cruzamos y me preguntas qué tal estoy sin contarme lo bien que estás tú… Quizás debería darte las gracias por dejar que me entere a medias, después de tanto tiempo, de algo que otros a quien tú no consideras amigos saben desde el principio.
No esperes mis visitas. Aún menos, esperes mis excusas por no llamar a tu puerta de vez en cuando. No te extrañes si no vuelvo a mandarte un mensaje pidiéndote perdón por cualquier tontería. No pienso acordarme de ti cada vez que suene “Algo contigo”. Nunca me ha gustado estar en medio.
Una última cosa… dile a tu asesora de imagen que los polvos que te echa no deben servir de mucho… desde noviembre no te ha cambiado la cara…



Disco de la semana: “Cerrado” (Christina Rosenvinge)
Canción: Cerrado… “no, no quiero volver, no me interesan las carreras, sé lo que hay al final, un montón de nunca más. ¿Qué demonios queréis de mí? Nunca más me voy a vestir”
 
miércoles, abril 12, 2006, rallada de belga_seg a las 4/12/2006 02:09:00 a. m.

Hoy alguien me ha regalado la mitad de su vida; guardada en una caja azul de música, sin llave y sin bailarina, con cuerdas, para que yo vaya tendiendo sobre ellas lo que resta de la mía. Aún no sé muy bien cómo lo haré; mis dedos, al posarse sobre ellas, han sido incapaces todavía de agarrarse como pinzas… No saben bailar, ni siquiera parecen saber los primeros pasos que aprendieron sobre otras superficies más resbaladizas…Tiemblan con sólo pensar que las cuerdas puedan sentirse arañadas cuando trate de acariciarlas… La he mecido entre mis brazos, con el cuidado con el que se mece a un recién nacido, durante unos minutos. Después la he vuelto a dejar en su caja de música aterciopelada y me he quedado contemplándola, con cara de boba, un largo rato.
Es preciosa… se nota que ha vivido poco pero con intensidad. No sé cómo hacerlo para que se vaya acostumbrando a su nueva casa… Tengo miedo de que rompa a llorar y yo sea incapaz de calmar su llanto con melodías. Las nanas que le han ido poniendo música a lo que un día sólo fue una caja son demasiado buenas, y ahora quedan demasiado lejos... Dormida es tan bonita que da apuro despertarla, pero supongo que tendré que hacerlo pronto, no sea que se me escapen segundos de vida y ni siquiera ella, mi nueva amiga, los recoja.
Aún tengo los ojos llorosos desde que esta tarde me he subido al metro con ella entre mis brazos. Ha sido uno de esos momentos en los que una contradicción de sentimientos te invade de los pies a la cabeza, y hace que el corazón te lata más rápido, la saliva se quede atascada en la garganta, las manos suden y tiemblen, las pupilas se escondan tras pequeños cristales, y la boca y la mente solo conozcan una palabra; “gracias”. Por un lado me sentía la persona más afortunada y feliz del mundo, y por otra parte me miraba en el reflejo del cristal y sólo veía la figura perfectamente perfilada de la mayor ladrona de historias del universo. Me habían regalado una joya, y sin embargo sentía que no me pertenecía, que esa mano que la sujetaba fuerte para que no se cayese con el vaivén del vagón, siempre sería mordida por un punteo desubicado por la nostalgia.
No he parado de pensar durante todo el trayecto en quien ha sido el dueño de esta joya hasta hoy. Mientras miraba por la ventana del autobús iba buscando una forma de pagar mi deuda; sea cual sea la manera de devolver esto, sé que tiene que estar en la inmensidad… quizás por eso he ubicado mi mirada en el infinito, más allá de los picos de la sierra madrileña… De vez en cuando me da por pensar que la mayoría de las veces doy más de lo que recibo, pero detalles como el de quien me ha entregado la mitad de su vida hoy, hacen que me avergüence de mis propios pensamientos, mientras tiendo sobre una mano dos folios de una crónica mal escrita y tres billetes sin valor alguno.
Mi nueva amiga ya ha dado un paseo por su nueva ciudad; no sé si las luces naranjas le gustarán, si pasar por debajo de un Acueducto iluminado le ha hecho recuperar parte de la magia que ha perdido en la despedida, si bajar la vía Roma le ha recordado que está en algún lugar del mundo donde las calles no terminan en strasse… Hemos pasado por el parque del primer beso, y para romper el hielo y el silencio le he susurrado; “puedes alegrarte, los acordes para la primera vez ya los encontró otra… a la pobre la desesperé porque su melodía no le llegaba ni a la suela del zapato a mi historia…” No ha sonreído, así que me he callado hasta que hemos llegado a la esquina donde empieza la cuesta de subida a mi casa. Llegar hasta arriba me ha costado… las historias encerradas en esa caja pesaban tanto que he tenido que parar dos veces a mitad del camino… No me merezco algo tan grande…


Canción: “Borracho Melancólico” (Agustín Amigó)…. “Y así voy yo, borracho melancólico, guitarrista lunático, poeta, pobre hombre en sueños…”
 
sábado, abril 08, 2006, rallada de belga_seg a las 4/08/2006 01:46:00 a. m.
Te he echado de menos a las 18:00. Siento que no hayamos podido merendar juntos como habíamos previsto ayer. No, la verdad es que no tenía nada especial que contarte, pero bueno, ya sabes que el ochenta por ciento de tus palabras y de las mías suelen salir de su escondite cuando estamos a solas. Tiene su gracia saber que la mayoría de la gente aún nos condena por silenciosos; igual es que sólo tú y yo nos conocemos realmente. Es curioso, ¿no crees? Nadie me entiende mejor que tú y todos te entienden peor que yo. A veces pienso que nunca antes me había querido tanto, y luego me doy cuenta de que a quien quiero demasiado es a ti… y es que somos tan iguales…
¿Sabes? A veces me asusta pensar que te pueda perder… A los dos nos falta una mitad (que algún día encontraremos) pero en la otra mitad, ambos tenemos una doble piel que nos protege de todo; tú me tienes a mí y yo te tengo a ti. Es como los gatos, que tienen siete vidas… nosotros tenemos dos. Por eso odio cuando discutimos por las tonterías por las que lo hacemos de vez en cuando; porque en seguida siento que tengo frío, que se me cae mi medio abrigo y que pierdo una vida… Y soy joven para morir, ¿no crees? Sí, lo sé, soy una enana…
Y hablando de vidas… ¿tú nunca te preguntas qué habría sido de las nuestras si nunca nos hubiésemos encontrado? Yo lo tengo claro; jamás habría tenido un espejo donde mirarme muchas veces, y donde no querer encontrar mi reflejo otras tantas… un reflejo que al final siempre acaba apareciendo. Eres quien le pone palabras a mi boca abierta cuando subimos al vagón de metro, y yo quien se las pone a tu mirada perdida sobre el andén. Suelo acertar en lo que piensas y para ti es fácil hablar por mí, porque tú conoces mi timidez y yo tu inteligencia… ¡Qué tontería! Te iba a preguntar si nunca te habías parado a analizar que tu vida es la paralela de la mía unos años adelantada… Que mis actos son la continuación, mediante paralelismo, del soneto en el que están vertidos y versados tus veintisiete años. Entonces me he dado cuenta de que estaba escribiéndote esto a ti…
Algún día llegaré a escribir como tú… Tranquilo, no te impacientes, que últimamente estás muy agobiado y nervioso y hablas por hablar, estás algo susceptible… Digo que estés tranquilo porque voy por buen camino, mi poema "de la pelota" ya lo escribí hace tiempo… Te creías que aún no lo había hecho ¿eh? Si es que tienes la extraña costumbre de adelantarte de manera fatídica a los acontecimientos (como suelo hacer yo también). Creo que lo del poema es de las pocas cosas que he podido ocultarte; el resto las adivinas tú solo, con tan solo una mirada… Y eso a pesar de que tanto a ti como a mí nos encante subirnos a la parra, y no haya quien nos baje de allí… Es bonito el mundo que nos hemos construido ahí arriba, ¿no crees?; yo no lo cambio por nada, aunque a veces me dé rabia saber que no pisamos sobre la misma realidad que la mayoría del mundo… pero bueno, ellos se lo pierden ¿no?
“¿Me das un abrazo?” me dices con la misma voz temerosa con la que te lo habría dicho yo. Llueve en las calles de Madrid y sin embargo sale el sol en mi cara… ¿Uno? Si no fueses tan alto y no tuviese un paraguas en la mano, me quedaría colgada de tu abrazo para siempre… No me sueltes nunca, ¿vale? Y cuando nos enfademos, al menos sujétame con una mano… que pronto encontraré la otra para agarrarte fuerte.



Canción: “Domestícame” (Tiza)… “para qué enfadarme si puedo sonreirte y abrazarte, si puedo mimarte mi principito grande (…) le das forma a mis entrañas… mi siamés, mi 23, la capital de mis lágrimas cuando nadie más me ve… por favor, domestícame”
 
martes, abril 04, 2006, rallada de belga_seg a las 4/04/2006 12:33:00 a. m.
y por una vez no era yo quien estaba abajo, y por una vez no era yo quien lloraba...


“¿Qué se siente?” Ha pasado un año y aún no lo sé muy bien; lo recuerdo todo de la noche del 4 de abril de 2005… cada palabra, cada gesto, cada aplauso… y aquella pregunta que me hizo, y a la que sólo supe contestar con un abrazo. 365 días después, a pesar de que son muchas las horas que he tenido para reflexionar, sigo siendo incapaz de responder a la pregunta… creo que volvería a aplastar su frágil cuerpo contra el mío.
Eso es todo lo que sentía; sentía que necesitaba abrazarla muy fuerte para comprobar que era verdad, que tener en mi concierto a una de las personas a quien más admiraba como artista, era real, no era ningún sueño. Recuerdo que tuve ganas de abrazarla desde la primera nota que escuchó, cigarrillo en mano, con la otra debajo de su barbilla, y sus grandes ojos clavados en mí… Quería bajarme del escenario y abrazarla. Para mí ya era suficiente; el simple hecho de que se hubiese acercado, significaba que todas las horas que me había pasado hablando de ella delante de amigos y familiares tenían su recompensa. No sólo era feliz sino que además estaba orgullosa; orgullosa de que alguien a quien no dejaré de admirar como artista, era además admirable como persona.
Todavía veo el video de aquella noche y tiemblo cuando llega el momento en el que empecé a tocar esa canción que nunca imaginó que llegaría a oídos de su destinataria. Sigo sonriendo cada vez que veo mi cara de respeto, fascinación y miedo, mientras mis amigos pedían que yo me colase en su habitación, y yo sólo acertaba a decir, con la cabeza agachada y la mano en la boca: “no… que me mata…”. Al final me atreví a cantarla, y ahora se me pone la piel de gallina cuando la cámara que me enfocaba a mí hace un giro, pasa a enfocarla a ella, y se ve cómo ella cruza suavemente su dedo índice por el párpado… Estaba llorando. Supongo que conseguí emocionar a quien había descubierto que yo podía llorar con una canción… y por eso sigo sin saber qué se siente… porque es demasiado grande para explicarlo.
… detalles como estos son los son condenados a
cadena perpetua en
la cárcel del recuerdo…
canción: ¿Qué se siente? (Christina Rosenvinge)… “Alguien como yo solo mira, y alguien como tú solo puede dejarse mirar…¿qué se siente?”