jueves, julio 27, 2006, rallada de belga_seg a las 7/27/2006 12:41:00 a. m.

Ven, acércate. Sí, sé que nos separan cientos de kilómetros, pero necesito que me sientas cerca; así que colócate aquí, donde pueda ver que dejas que te toque el alma. Perfecto, así es. Espera. Voy a por una excavadora de esas que aún guarda mi hermano en el cajón de los juguetes viejos. No te vayas, será sólo un segundo… Ahora te diré para qué la quiero…
Ya está. No he estudiado medicina, me marea la sangre, y cada vez que alguien habla de una enfermedad es como si me diesen martillazos en las caderas y me rotulasen las rótulas con un punzón; Todo lo que conozco de un quirófano es el verde esperanza con el que visten los médicos y enfermeras, y entiendo que de eso, a ti, ahora mismo no te quede ni un poquito. Así que tranquilo, no utilizaré la excavadora a modo de bisturí para hacerte un arreglo en el corazón y pararle momentáneamente el motor de los sentimientos. No quiero que dejes de sentir lo que sientes; ni yo, ni tú, ni ella… escapar no es la solución. No te pongas nervioso, la operación será fácil… que en ¿qué consiste? Es cierto, perdona… lo había olvidado. Dame un momento…
Aquí está; el manual de mentalidades… dieciséis años… dieciséis años… vaya, según esto a un chico de tu edad se le podrían sacar sólo dos o tres kilos de fuerzas en momentos como estos… pero esto no puede estar bien; digamos que “te conozco” y sé que tú tienes ahí guardadas al menos la mitad de tu peso. Veamos… esto va a ser complicado… A pesar de tu edad eres demasiado grande en todos los sentidos… No me van a caber todas en un cubo... No, no me ayudes a buscar otro. Tú quédate ahí. No te muevas. No tienes por qué dejar de llorar; hay sequía en el mundo, tus lágrimas servirán de energía renovable... Ya está, todo preparado para la operación.
Te advierto que te dolerá al principio, pero verás como luego tendrás aquí varios cubos de fuerzas para recuperarte, aunque sea un poquito… Bien, ya me callo y procedo a la excavación: momentos en el parque cuando eras pequeño; sonrisas mientras te metía desesperadamente una cuchara de puré en la boca; historias de cuando tenía tu edad; paseos contigo, metros por delante, enfadado sin razón; paseos de su mano; cuentos a media noche; palabras en el justo momento; disculpas que sólo ella era capaz de encontrar cuando hacías algo mal; programas de televisión absurdos, entretenidos o interesantes compartidos en el sofá del cuarto de estar; su sabiduría convertida en tu inteligencia; sus consejos cosidos a tu madurez; gestos, gestos y más gestos de cariño que son perennes y que sólo tu conoces… podría seguir, pero creo que si te dejo la excavadora en tus manos sabrás utilizarla correctamente… Así que, aquí la tienes; recuerda, si necesitas un empujón me das un silbidito.

Sé que vas a salir adelante… me tienes siempre y en cualquier momento, lo más lejos a tu lado… te lo iba a decir en llanito, pero soy incapaz… te quiero.


Canción del día: “El hombre del frío” (Tiza)… “dejó la inmensidad, el silencio en un lugar que él visita todavía con una rosa cada día (…) medio paso detrás de él, ya solo quedaba mucho, mucho frío…”
 
sábado, julio 22, 2006, rallada de belga_seg a las 7/22/2006 01:54:00 a. m.

Cansada… estoy cansada… no es que me haya cansado, simplemente es el estado en que me encuentro; mis ojeras lo adelantan y mi forma de ojear lo que me rodea lo delata. Me gusta lo que hago con mi tiempo y me disgusta todo lo que no puedo hacer por falta de él… Arranco el coche con las pocas fuerzas que me quedan, después de un día de varias llamadas y cientos de palabras escritas, que al final son siempre las mismas. Meto segunda, y mi mirada se queda en punto muerto.
Suenan las cuarenta últimas canciones que me gustaría escuchar en estos momentos, y embrago una y otra vez, embriagada de ganas por llegar a casa. Después de varios semáforos en rojo que se han reído de su capacidad de controlar mis movimientos, alcanzo la puerta del chalet, y entonces… me encuentro con tus ojos azules.


Sonríes, me das un beso y un abrazo más fuerte que el que me diste la última vez que te pedí un abrazo enorme (se nota que has crecido). De repente, cada uno de los dientes que me enseñas se transforman en tableta de vitaminas con sabor a fresa… o de chocolate, de lo que tú prefieras… la cuestión es que lo recupero todo, y me dejas sin nada. Tan pequeñito y tan grande…
Te descoloco tu pelo rubio mientras elegimos juntos una película, y acabas enfadándote conmigo porque quieres que me siente a tu lado en el sofá. “Cenas”, y me desesperas con tu vicio por las croquetas y el jamón del bueno; se siente, hoy toca pollo. Tu inocencia desprende sin querer una gracia que solo entenderás cuando seas más grande… no, aún más grande… Tú sueltas una carcajada, y te sientas sobre mis piernas cuando hay varias sillas vacías. Tus pies se aferran a las espaldas de mis rodillas, haciéndome cosquillas con los dedos. Me dices que quieres que te ponga un tatuaje, y yo te tatúo un beso de abuela y una pedorreta en el cuello. Te ríes y me vuelves a pedir que te ponga el tatuaje. Te digo que no, y entonces me miras desafiante, y con un tono al que no se le puede negar nada, con un “por favor” de por medio, consigues acabar con un tribal mal ubicado sobre el ombligo. Ya eres el pirata que querías ser; me lo has robado todo, todo lo que pensé que ni siquiera tenía.
Llega la hora de irse a la cama. Te reto a una competición de quién se lava los dientes más deprisa. “3, 2, 1”… te miro de reojo en el espejo y veo que haces los mismos movimientos que yo con el cepillo, a la misma velocidad; pero al final, como tienes menos dientes, acabas ganando… Mírate los pies; así no se puede uno meter en la cama, porque sino de la noche a la mañana, en vez de soñar con ser artista, sin querer se puede convertir uno en sucesor de Picasso, utilizando únicamente la técnica del carboncillo. Rápidamente metemos los dos los pies en la bañera, te echo jabón, froto y… ya estás, listo para meterte en la cama.
Para que no se te vuelvan a ensuciar, con los dos ojos más bonitos del mundo haces magia, y me conviertes en caballo, del baño a la habitación. Te pongo el pijama; azul, a juego con esa mirada que se va cerrando poco a poco, mientras tus brazos se agarran a una oveja que no quiso ser contada por el insomnio de nadie. Rezamos juntos un “amo a Dios”, como tú lo has llamado y…
Cuando estás cruzando la puerta de los sueños, te doy un beso en la mejilla con el cuidado con el que cualquiera colocaría una copa de cristal en una vitrina en la que a penas caben más… shhh… hasta mañana…



Disco de la semana: “A tu lado. Homenaje a E. Urquijo”
Canción: Pero a tu lado… “ya no persigo sueños rotos, los he cosido con el hilo de tus ojos y te he cantado al son de acordes aún no inventados… ayúdame y te habré ayudado, que hoy he soñado en otra vida, en otro mundo, pero a tu lado”

 
lunes, julio 10, 2006, rallada de belga_seg a las 7/10/2006 01:03:00 a. m.
(alguien sabe por qué no me van las fotos...? snif snif :()
Es increíble. He subido hasta aquí arriba, podría escribir mil cosas, y sin embargo, ha sido asomar la cabeza y quedarme sin palabras. Siempre me pasa igual al apoyar mis codos sobre una piedra que quema debido al calor acumulado durante todo el día. Más arriba no hay nada que haga sombra y la proteja de un cáncer de piel. Supongo que por eso su cuerpo está lleno de manchas, de nombres y fechas que no dicen nada, excepto que el tiempo pasa. No dicen nada, porque seguramente si volviese quien escribió su nombre con tipex o rotulador sobre la piedra, no sería capaz de encontrarlo, por mucho que se empeñase.
Son muchas, muchísimas, las personas que han visto mundo desde aquí arriba, y lo curioso es que en vez de limitarse a observar y pensar, han tenido que dejar constancia de su visita; como si a alguien le importase. Han perdido el tiempo en dibujar un corazón con dos nombres dentro, metáfora de un sueño que seguramente no signifique nada dentro de unos años, si es que no ha perdido ya todo su significado.
En vez de asomarse y ver cómo no existe un tejado igual, ni dos fachadas seguidas del mismo color, algo que no puede ser captado por todos los ojos del mundo, han subido, se han quejado de las muchísimas escaleras que han tenido que dejar atrás (¿quién dijo que el cielo estuviese cerca?), han escrito su nombre, y se han ido; a seguir viendo sin observar…
Son las… iba a escribir la hora que es, pero me he dejado el móvil (y con él, el reloj) en el coche. Dentro de no sé cuántos minutos tengo que cubrir una carrera de ciclotandems para ciegos. Por desgracia no puedo quedarme a escribirlo desde aquí arriba; estaría “mal visto”. Cierro los ojos e intento ponerme en su lugar, en el lugar de alguien que no ve, pero observa, y es capaz de llevar su bicicleta al fin del mundo, con la única ayuda de alguien que ve un poquito mejor que él.
Apuesto a que si alguno de ellos subiese aquí, [inciso- una lagartija minúscula se acaba de colar entre la piedra y mi cuaderno, que parece ser que sí da sombra… y una avispa me recuerda que no puedo quedarme mucho más tiempo en este lugar] en vez de escribir un estúpido nombre o una fecha maltrecha con el tiempo, jugaría a ser Eliot, y probablemente llegaría más allá de los tejados… Yo quiero ir más lejos… así que cierro el cuaderno y les espero en la línea de meta, que no es otra que la de salida. Visto y no visto, como todo en esta vida… supongo...


Disco de la semana: “Indras” (Indras)
Canción: Para Llegar… “que para llegar siempre hay motivos, aunque al final quiera el destino dar media vuelta y atraparnos en su red. Y hay que buscar más de un camino en este juego clandestino, no hay recompensa si no te dejas la piel…”
 
domingo, julio 02, 2006, rallada de belga_seg a las 7/02/2006 02:24:00 a. m.
editado: Tengo un nuevo blog: NUNCA SUPE TIRAR UN PENALTY ... con esto del Mundial me he picado... yo también he sido internacional... ea.
Hay algo en ell@s, que no consigo quitarme de la cabeza...
No, no entiendo. No, tampoco a una gran parte de la sociedad. Odio que me metan en un saco, tanto unos como otros; no soy una patata, tengo pensamientos propios, y aunque alguno quiera hacerme creer que me contradigo, lo tengo todo bien claro. Tengo una bandera de España colgada de la puerta de mi cuarto y me emociono cuando suena el himno de mi país. Si tengo que botar, prefiero hacerlo hacia el lado de la derecha de la raya, porque es donde se conservan, envasados, la gran mayoría de mis principios. Si tuviese un póster del presidente en mi habitación, lo sujetaría con una chincheta en la frente y otra en los huevos, para que le doliese. Llevo una cruz de plata colgada del cuello, y no la llevo por el placer de mirarme en un espejo y ver lo bonita que queda haciendo contraste sobre mi piel; la llevo porque creo firmemente en lo que implica, y cuando digo que el que está arriba es mi único talismán, lo digo de verdad.
Sin embargo, cuando veo que los que me enseñaron lo importante que era aprenderse la definición del verbo tolerar, dejan de tolerar ellos mismos, me enfado. Me enfado muchísimo porque fueron ellos quienes pusieron en mi vocabulario la palabra “respeto” y son ellos quienes pretenden tirar toda su esencia a la basura. Cuando veo cómo quienes me enseñaron que había que escuchar al de arriba, se tapan los oídos, me enfado, me callo, y dejo de hablarles. Todos los domingos tengo cita, intercambio de impresiones con el que todavía escucha, y muchas veces, cuando le doy gracias por los amigos que tengo, comentamos cómo sobre la Tierra hay mucho hombre con el tímpano roto que pretende hablar por los demás, a pesar de no escuchar las burradas que puede llegar a decir.
Estoy harta de leer en los medios palabras que yo nunca pronunciaría, escritas sobre mi boca. Lanzo balas desde los dos bandos, y parece ser que nadie se da cuenta de que no soy una estadística, ni un porcentaje, soy humana; una y única, que nadie se confunda. Yo no tengo millones de bocas. Respeto a quien crea tenerlas, pero por el momento yo pienso de una manera y actúo acorde con esa forma de pensar, sin dejar que nadie ni nada me coloque un manual de comportamiento sobre las manos. Puedo formar parte de una masa, pero en ningún momento perder mi individualidad; ser ese cuerpo que no termina de integrarse del todo.
No es la homosexualidad la enfermedad; la enfermedad es el amor… ¿Quién no se vuelve loco cuando ama a alguien? A partir del momento en el que pisamos la frontera entre el querer y el amar, nos volvemos locos, somos todos enfermos. Por eso no entiendo por qué se da tanta importancia a la vía mediante la cual cada uno llega a ser enfermo. ¿Por qué no disfrutamos de nuestra locura en vez de estar pendientes de la del prójimo? No entiendo, no. No, tampoco a una gran parte de la sociedad.
Lamento que haya gente en el mundo tan frívola que pueda llegar a elegir a sus amigos según su sexualidad, su raza, su nacionalidad o incluso su edad… “elegir”… qué palabra tan fea al lado de una tan bonita como “amistad”. Los amigos llegan, se quedan, y otros se van… Y yo tengo la suerte de poder decir que a mi vida han llegado este año muchos de esos que hoy celebran el día de su orgullo (fiesta que por sus razones, debería ser “intolerable”)… Yo, de lo único que estoy orgullosa es de poder decir que son mis amigos, y de saber que los tengo para lo que les necesite... Y a quien no le guste, que no mire.
¡Pásenlo ustedes bien y disfruten de su fiesta!


Canción del día: “Mujer contra Mujer” (Mecano- versión de Vega y Ainoa)…. “Una opina que aquello no está bien, la otra opina que qué se le va a hacer, y lo que opinen los demás está demás, quién detiene palomas al vuelo, volando a ras del suelo, mujer contra mujer…”