viernes, julio 10, 2009, rallada de belga_seg a las 7/10/2009 01:37:00 a. m.

Ha pasado un año y sigue sin haber alguien que las haga como tú. Ni siquiera mamá. Te fuiste sin darle la receta y las patatas nunca llegan a estar en su punto. Como yo. Siempre estoy uno por debajo del resto de la gente; del resto de personas que tienen una abuela que les haga una tortilla de patata. Aunque no se parezca a la tuya. Aunque no sepa como la tuya. Aunque no huela como la tuya. No importa; ellos tienen y yo no. Y lo gracioso de todo esto es que en realidad la tortilla me da exactamente igual. Son las manos que pelaban y cortaban las patatas las que echo de menos.
Ahora el cajón de las patatas a menudo huele mal. Fatal. Se pudren en el olvido y cuando abro la puerta y de repente el olor se cuela hasta el alma, suspiro de alivio al darme cuenta de que el tuyo, aún con el paso del tiempo, perdura. Y aunque tú te enfadabas cada vez que te decía que tu ropa olía a ti, lo sigue haciendo. Sigue oliendo a ti. Sigue oliendo a ti la camisa negra y verde que te ponías, con el primer delantal que encontrabas en el armario, para cocinar esa tortilla de patatas que nunca nadie logrará repetir. Lo sé porque el otro día la vi en la silla de la ropa limpia. La cogí y la acerqué a la cara. No me preguntes por qué lo hice. Supongo que a veces necesito creer que nunca te fuiste. Que ha pasado un año y volverás ahora de Alicante, con ellos, del viaje que tenías pensado hacer aquella semana y que solo te dio tiempo a planear. A empaquetar. Otras veces se me ocurre que no me gustaría que volvieses. Me acuerdo de los gatos a los que dábamos de comer en la ventana. Para ellos te fuiste mucho antes. En vez de culpar al servicio de urgencias del hospital y a toda aquella cola de gente con un estúpido dolor de cabeza, seguramente ellos maldigan a mi infancia. A la de mis hermanos. Y al día en que ésta desapareció y ya no hubo necesidad de darles de comer, aunque ellos siguiesen hambrientos. Como tu corazón. Se paró y hasta entonces tuvimos noticias. Una cada seis horas. Pero el día que te fuiste los médicos decidieron que ya no había necesidad de darnos información. Aunque yo siguiese hambrienta de explicaciones.
Acordándome de esto es cuando se me ocurre que no me gustaría que volvieses. Que no me gustaría tener siete vidas como los gatos. No soportaría perderte otra vez. Ni siquiera soporto recordar la noche en la que te convertiste en el final triste de la bella durmiente. Mi pregunta al abrir la puerta de casa. La respuesta del abuelo. Tu voz saliendo del cuarto de baño. Luego de la habitación. Las sábanas rosas. Las malditas sábanas rosas. Las llamadas de teléfono. La centralita de servitaxi y los mil números que marcar. La espera del taxi. Mi mano en tu tripa. La llegada a Urgencias. Los cuestionarios. Las sillas rojas de la sala de espera. La torpeza del abuelo. Las llamadas. La espera. Los paseos por la sala de espera. Mi tono impaciente con el médico. Tus tímidos gritos de dolor. Tú tan presumida como siempre. Tu bronca y tus collares antes de hacerte la radiografía. Las pruebas. El sueño. La espera. La espera. Tú entrando sola con el médico. El tiempo. Las llamadas. El diagnóstico entonces esperanzador y ahora equivocado. Tú tumbada en una camilla con tu vestido rojo, a lo lejos, inconsciente... y yo deseando volver a probar tu tortilla de patata lo antes posible.


Canción de la semana: Summer of 69 (Bryan Adams)
“And now the times are changing, look at everything that’s come and gone, sometimes when I play that old six string think about you, wonder what went wrong...”
 
8 Estamos loquios:


A las 10/7/09, 8:44, Blogger descatalogada

...a veces creo que la vida va demasiado rápido y al menos a mi a ratos me cuesta seguirle el ritmo.

Un abrazo!

 

A las 10/7/09, 9:06, Blogger Merx

Hay personas que no deberían irse nunca...
Tu echas de menos su tortilla de patatas... yo el, ¿que hase melona?... cuando entro en casa de mi madre... a veces parece que no se han ido que te vas a dar la vuelta y te los vas a encontrar y cuando vuelves la cara para mirar, te golpea la dura realidad... solo están en nuestro corazón...

Un besito artista

 

A las 10/7/09, 23:56, Blogger Cristinaa

Su tortilla de patatas está dentro de tí, en tus recuerdos...
Ahora puedes coger su camiseta, olerla, sentirla, tocarla y recordarla hasta más no poder. Por mucho que digan yo creo que recordar nunca está de más!!
Un beso

 

A las 11/7/09, 22:18, Blogger Gui"laine"

Leyéndote me transporté enseguida a esa semana santa tan desagradable, maldita, viviendo las mismas desalentadoras sensaciones tuyas, la espera, el tiempo, las llamadas, los médicos, la espera, la espera, la espera... No tenemos algo en común pero otra sí; mi abuela sigue conmigo, pero su "tortilla de patata" (que en mi caso sería un mangú o puré de plátanos) ya no está...


Un abrazo grande y fuerte.

 

A las 12/7/09, 1:13, Blogger belga_seg

bruja... a mí también. hoy es un día de esos... otro abrazo para ti

maki... que una hostia duele y la verdad también, y la verdad da aún más... :( muaaaaaaaaaaaaak pa ti!

Nebroa... :( :(

Cristina... sí, pero en los recuerdos las cosas no saben igual... tienen un extra de pimentón que hace que pique y pique... besos!

Guily... a veces no se sabe qué es mejor, verdad? cuando no hay patatas para cocinar la tortilla, da la sensación de que da igual que se pueda cocinar... un besito muy grande

 

A las 27/7/09, 1:43, Anonymous Anónimo

Superalo.
La verdad es q sus tortillas de patata eran buenas.

 

A las 30/7/09, 13:53, Blogger Dawa

¿Y no parece que va aparecer de un momento a otro?.

Si bien es cierto que en los recuerdos hay cosas que quizás se nos escapan, que su tortilla de patatas no sepa tan bien como en realidad estaba de buena y que su olor no sea tal cual era el de ella...pero para eso tendrás su camiseta, para que te lo recuerde y sepas que quizás no está tan lejos.

Un beso y un abrazo

 

A las 17/7/20, 19:12, Anonymous Anónimo

La patata no existe, se llama papa.